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Mostrando entradas de abril, 2018

LA DUDA

Entre dos seres que se aman, o que desean amarse, o que desean mantener este amor, existe un profunda enfermedad: la duda. La duda no es una característica psicológica. Es el resultado de una acumulación de pequeñas mentiras, por falsificación u omisión. La duda está en la naturaleza de todos, y creemos que esta característica es ampliamente compartida. Sabiendo que una persona es capaz de mentir, ¿cómo puede uno evitar pensar que si hay pequeñas mentiras, un deseo de secreto para las cosas pequeñas, también hay un mundo oculto de cosas que son serias, potencialmente destructivas para amor ? No hay ningún razonamiento capaz de eliminar esta duda, porque en cierto sentido es un silogismo: sé que me has mentido acerca de cosas que sé; así que debes haberme mentido sobre cosas que no sé (porque no sé todo); entonces continúa y seguirá mintiendo porque has demostrado que puede hacerlo. Lo que llamo pequeñas mentiras entre dos personas que se aman es, por ejemplo, esta afinidad que seguimos

DOS POEMAS DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA (GALATEA)

El primer poema "Salga del limpio enamorado pecho ..." : una persona humana con alma. El segundo poema "Sin que me ponga miedo ..." : un ser sin Alma y malvado. Salga del limpio enamorado pecho la voz sonora, y en süave acento cante de amor las altas maravillas, de modo que contento y satisfecho quede el más libre y suelto pensamiento, sin que las sienta con no más de oíllas. Tú, dulce amor, que puedes referillas por mi lengua, si quieres, tal gracia le concede, que con la palma quede de gusto y gloria por decir quién eres, que si me ayudas, como yo confío, veráse en presto vuelo subir al cielo tu valor y el mío. Es el amor principio del bien nuestro, medio por do se alcanza y se granjea el más dichoso fin que se pretende; de todas sciencias sin igual maestro; fuego que, aunque de yelo un pecho sea, en claras llamas de virtud le enciende; poder que al flaco ayuda, al fuerte ofende; raíz de adonde nasce la venturosa planta que al cielo nos levanta, con tal fruto que