Un faro es una luz que indica las trampas a los barcos. Él no da nada más que su luz. Una luz preciosa, siempre presente ; solo búscala y encuentrala. No indica cómo evitar los peligros. Solo señala.
Es un brillo constante que indica que hay vida, por lo tanto, peligros. Cada uno tiene su faro; hay faros que son hijos de Dios; otros hijos de hombres. Hay algunos que están en el cielo; otros en el abismo, o en el Infierno. Pero no puedes vivir sin un ángel guardián. Y debemos amarlo. Más que a ti mismo. Más que el pobre orgullo que solo nos dice el loco deseo de inmortalidad. Inmortal? ¿Por qué? Para disfrutar un poco más de las incertidumbres de la tierra, mientras que el mar es tan hermoso, tan grande, tan tranquile : Ce toit paisible où passent les colombes.
Uno puede evitar peligros si uno es un buen piloto. Nada es más difícil que eso. Es necesario evitar las grandes tormentas, la incertidumbre, los llamados falsos, cantos de sirenas. Es necesario protegerse contra la engañosa serenidad de los puertos con aguas tranquilas y buscar el mar abierto. Buscar el viento que desata las olas que esquivamos. Debemos mirar las migraciones, el tiempo, sin lamentar que su paso signifique su desaparición.
Un buen piloto sabe que todo pasa. Odia las mentiras y la duda. Avanza, angustiado, pero convencido contra todo pronóstico de que su camino es el correcto. Y eso es lo único que importa; no solo que cuenta sino que es el único camino posible para nosotros. Nuestro camino, nuestra ruta, nuestro rumbo. Solo Dios sabe por qué nos fue entregado. ¿Pero qué otro camino podemos seguir ?Con la cabeza alta, valientes, con la conciencia del honor, incluso si a menudo nos equivocamos y nuestro orgullo es solo vanidad. ¡ No importa!. Lo que nos ha sido dado lo recibimos. Y cuando el hundimiento llegue, el piloto levanta su bandera en alto, clavándola en el ala de un águila como el héroe de Melville. Mirará por última vez su faro y le dirá: Te he amado. Muchísimo.
Comentarios
Publicar un comentario