María Callas (1923-1977), en griego Άννα Μαρία Καικιλία Σοφία Καλογεροπούλου, fue sin ningunas dudas, la cantante más famosa, más emocionante y más talentosa del siglo XXeme. Tuvo una carrera bastante corta (podemos decir que sus años de plenitud fueron entre 1947 y 1959), pero con un éxito espectacular. Revolucionó el mundo de la ópera en unos años dorados para el género, que conocieron una enorme profusión de grandes voces y personalidades descollantes. Sin embargo, su arte y su fama trascendieron fronteras con un ímpetu único y cuatro décadas después de su muerte su nombre sigue simbolizando, quizá como ningún otro, el poder de la ópera para expresar y transmitir emociones inexpresables e intransmisibles de ningún otro modo. Lo que le valió el apelativo de “La Divina”, y lo que hace que hoy sigan reeditándose e interesando sus grabaciones es su voz, su musicalidad y la sustancia irrenunciablemente dramática de su arte.
Referencias :
https://elpais.com/cultura/2017/09/15/actualidad/1505491004_172743.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Maria_Callas
No contaremos aquí la vida de María Callas. Cada uno puede encontrar su biografía en libros, artículos y enlaces de internet. Lo que queremos destacar es el final triste y trágico de su vida.
En el año 1949, se casó con un empresario, Giovanni Meneghini, 30 años mayor que ella.
Maria Callas con Giovanni Battista Meneghini |
Pero antes, en 1954, ocurrió algo que ha tenido un impacte importante en su vida: María Callas era bastante opulenta y decidía adelgazar. Perdió 40 kg en pocos meses. Una pérdida de peso demasiado importante y rápido que ha alterado lo “divino” de su voz.
El 3 de noviembre de 1959, María Callas dejó a su marido Giovanni Meneghini por el magnate naviero griego Aristóteles Onassis.
Esta tortuosa relación sentimental se convertiría en una «tragedia griega». La soprano se retiró durante un breve tiempo mientras duraba su relación con Onassis, y a su regreso (por falta de práctica y excesiva vida social) a nadie se le escapó que su voz había perdido fuerza y evidenciaba los signos de decadencia que ya se habían advertido años antes.
Maria Callas y Arisoteles Onassis |
Esta tortuosa relación sentimental se convertiría en una «tragedia griega». La soprano se retiró durante un breve tiempo mientras duraba su relación con Onassis, y a su regreso (por falta de práctica y excesiva vida social) a nadie se le escapó que su voz había perdido fuerza y evidenciaba los signos de decadencia que ya se habían advertido años antes.
Aristóteles Onassis era un hombre poco escrupuloso en su vida privada. Callas intentó repetidamente que el magnate contrajera matrimonio con ella, a lo que él se negó bajo variados pretextos.
Pero cuando Onassis encontró a Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy asesinado en Dallas, se casó con ella, sin reticencias, el 20 de octubre de 1968.
Es cierto, eso por lo menos es mi opinión, que este hombre de negocio, buscando y gastando siempre más y más dinero no ha visto que le amaba “una perla”, una mujer amorosa, preciosa. Onassis fue el gran y único amor de María Callas. Él, ha preferido la fama y la soberbia de casarse con la todavía potente “ex primera dama del mundo”. Creía que este matrimonio le facilitaría sus negocios en los Estados Unidos.
Pero cuando Onassis encontró a Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy asesinado en Dallas, se casó con ella, sin reticencias, el 20 de octubre de 1968.
La boda de Jacqueline Kennedy y Onassis |
Es cierto, eso por lo menos es mi opinión, que este hombre de negocio, buscando y gastando siempre más y más dinero no ha visto que le amaba “una perla”, una mujer amorosa, preciosa. Onassis fue el gran y único amor de María Callas. Él, ha preferido la fama y la soberbia de casarse con la todavía potente “ex primera dama del mundo”. Creía que este matrimonio le facilitaría sus negocios en los Estados Unidos.
Onassis |
María Callas no merecía un tratamiento tan degradante, aunque el matrimonio de Onassis con Jacqueline fue un martirio. Jacqueline no tenía buena relación con los hijos de Aristóteles y, a la que había sido primera dama, le gustaba mucho gastar. Uno de sus extravagantes gustos era hacer que el avión personal de Onassis volara más de 300 km por la mañana a una isla para traer un tipo de pan que a Jacqueline le encantaba para desayunar.
Aristóteles Onassis se cansó del nivel de vida que a su mujer le gustaba llevar, por lo que empezó a tramitar su divorcio e intentar conquistar de nuevo a María Callas. Pero ella no quiso (o al menos no intentó) volver con él y lo rechazó cuando se encontraron en octubre de 1973, en París. Durante el proceso de divorcio Onassis murió a los 69 años de neumonía, dejando una herencia millonaria a Jacqueline Kennedy Onassis.
Jacqueline Kennedy y Onassis |
Aristóteles Onassis se cansó del nivel de vida que a su mujer le gustaba llevar, por lo que empezó a tramitar su divorcio e intentar conquistar de nuevo a María Callas. Pero ella no quiso (o al menos no intentó) volver con él y lo rechazó cuando se encontraron en octubre de 1973, en París. Durante el proceso de divorcio Onassis murió a los 69 años de neumonía, dejando una herencia millonaria a Jacqueline Kennedy Onassis.
María Callas, herida en lo más profundo de su orgullo, nunca pudo superar el mal trance por el abandono de Onassis y jamás se lo perdonó.
El 25 de mayo de 1970 tuvo que acudir corriendo al hospital y se anunció que había querido suicidarse con una sobredosis de barbitúricos. Por aquel tiempo tomaba más somníferos para dormir, y más barbitúricos para encontrar paz. Se había instalado definitivamente en París en la más completa soledad hasta su muerte a los 53 años en su apartamento de la Avenue Georges Mandel 36 (y Rue des Sablons) cerca del Arco de Triunfo (hoy esa sección lleva el nombre Allée Maria Callas).
El último concierto final tuvo lugar el 11 de noviembre de 1974 en Sapporo. Era el último lugar del planeta donde se escucharía cantar a María Callas.
El ultimo domicilio de Maria Callas (Paris) |
El último concierto final tuvo lugar el 11 de noviembre de 1974 en Sapporo. Era el último lugar del planeta donde se escucharía cantar a María Callas.
El 16 de septiembre de 1977 María se despertó en su casa de París. Desayunó en la cama y fue hacia el cuarto de baño. Tenía un dolor punzante en el costado izquierdo y se desmayó. Fue llevada otra vez a la cama y bebió un café fuerte. Reclamaron la presencia del médico del mayordomo, que salió inmediatamente hacia la residencia de María, quien murió antes de que llegara. Su funeral tuvo lugar el 20 de septiembre y su cuerpo fue incinerado en el cementerio parisino de Père Lachaise. Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una «crisis cardíaca», pero no se descarta que se suicidara ingiriendo una dosis masiva de tranquilizantes. Su urna fúnebre fue robada y encontrada unos días más tarde. Tras su recuperación se dispersaron sus cenizas en el mar Egeo.
María Callas se dejo morir de tristeza y por amor. Por amor por un hombre a quien le gustaba los placeres sin consistencia, el dinero, el lujo: todo el contrario del Arte.
Conclusion de l’auteur du blog
Son enfance fut marquée par ses conflits incessants avec une mère cruelle qui l’a séparée de son père et l’a forcée à émigrer de New-York en Grèce, malgré l’imminence de la deuxième guerre mondiale. Son talent unique, exceptionnel lui a permis d’émerger et de devenir (et sans doute pour longtemps encore) la « Diva » que le public a adoré.
Elle le doit en particulier à celui qui fut son unique mari Giovanni Battista Meneghini.
Battista Meneghini prend sa carrière en main, lui trouvant d'abord de petites scènes, puis s'occupera de la carrière de sa femme jusqu'à leur divorce en 1959. Il sera à la fois son mari, son mentor et son impresario. Maria Callas a respecté et aimé cet homme intègre, comme le prouve une lettre qu’elle lui a écrite en 1949 alors qu’elle effectuait, sans lui, sa première grande tournée internationale à Buenos Aires :
Maria Callas consu marido Giovanni Battista Meneghini |
Mon Battista,
Aujourd’hui j’avais décidé de ne pas t’écrire parce que j’ai l’impression d’exagérer. Je te fatigue et t’embête avec mes longues et ennuyeuses lettres, n’est-ce pas ? Maintenant, il est 12 moins le quart et je ne suis pas capable. Je suis si pleine de toi que j’ai l’impression d’exploser. Battista, j’ai besoin de toi. C’est inutile de te dire des mensonges et de faire l’héroïque. J’ai besoin de toi ; je ne sais rien faire sans toi. Tu as tout pris de moi donc tu ne peux pas m’envoyer au loin car je n’ai plus rien. Ni mon âme, ni mon ressenti, ni mon corps, rien ! J’ai été courageuse jusqu’à présent mais j’admets que je commence à ne plus pouvoir résister. Quoi que je fais, pense, vois ou mange, je me dis toujours : « Battista aime, Battista aimerait. Battista penserait comme ça, etc. ». Pardonne-moi, chéri, mais ce n’est pas ma faute si je t’aime à ce point. Nous nous sommes rencontrés, compris, estimés, aimés, entendus, et enfin indissolublement liés. Nous ne devons pas nous séparer, nous ne le pouvons pas ! Parce que ni toi ni moi nous ne résistons. Mon monde c’est toi, tout est toi, comment veux-tu donc que je sois tranquille et sereine loin de toi. Et puis, je n’ai plus de mots en fait pour t’exprimer tout ce que je désire et combien ma vie sans toi est inutile. Je ne pourrais jamais trouver les mots justes et assez forts. Si j’étais à côté de toi, en me regardant dans les yeux, tu comprendrais tout ce que j’éprouve alors, et avec ma tendresse, je saurais mieux te l’expliquer qu’avec des mots froids et insuffisants. Je serai heureuse de pouvoir rentrer dans un mois ! C’est ma prière à notre petite Madone, chaque soir. Pense au jour où nous nous reverrons ! Il me semble que mon cœur cessera de battre à cause de la joie et le monde s’arrêtera tant il y aura d’émotion. Tu y as pensé toi ? Tu y penses ? […] Mon cher amour, pense à moi complètement, écris-moi et porte-toi bien […] Je te laisse maintenant, et je continue demain. J’espère recevoir du courrier de ta part. J’ai besoin de toi, de tes lettres !"
En fait, et en dépit de quelques brèves passions sans conséquences, Maria Callas n’a aimé que deux hommes : son mari et Aristote Onassis. Deux amours bien différents : un mari qu’elle a aimé sincèrement et avec reconnaissance ; un amant qu’elle a aimé avec passion et qui l’a profondément déçue.
On peut estimer qu’elle a commis deux erreurs dans sa vie : la première (que l’on peut qualifier de « technique ») est d’avoir abimé sa voix par une perte de poids inconsidérée. La seconde est de s’être prise de passion pour un homme, Aristote Onassis, qui n’était pas digne de sa noblesse d’âme et de son tempérament.
Elle a connu les joies, les passions, les peines et les déceptions que connaissent tous les êtres humains.
Mais sa spécificité est qu’elle a transmis dans ses prestations musicales chacune de ces émotions. Son art ne lui a pas servi d’exutoire pour échapper à sa vie personnelle ; tout au contraire, il a été en quelque sorte la traduction artistique de ce qu’a été sa vie.
Sa voix chante encore dans les îles grecques. Une brise triste qui évoque immanquablement les vers qu’écrivit Federico Garcia Lorca pour son ami Ignacio Sánchez Mejías :
Mais sa spécificité est qu’elle a transmis dans ses prestations musicales chacune de ces émotions. Son art ne lui a pas servi d’exutoire pour échapper à sa vie personnelle ; tout au contraire, il a été en quelque sorte la traduction artistique de ce qu’a été sa vie.
Maria Callas La Traviata 1956 La Scala |
Sa voix chante encore dans les îles grecques. Une brise triste qui évoque immanquablement les vers qu’écrivit Federico Garcia Lorca pour son ami Ignacio Sánchez Mejías :
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.
(Alma ausente)
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