El cuerpo de Lenin es probablemente uno de los cuerpos mejor embalsamados de la historia (con el de Eva Perón). A pesar de que las momias egipcias han conseguido llegar hasta nuestros días tras miles de años, el "líder del proletariado" se conserva tras más de noventa años como si aún estuviese vivo.
Lenin
Uno de los biógrafos de Lenin, el historiador francés Gérard Walter, destacó, que “el extraordinario político ruso, pensador y teórico del comunismo ha sido el jefe de la más grande de las revoluciones que jamás haya conocido el mundo: la gran revolución socialista de octubre. […] Vladímir Lenin hizo que de la chispa surgiera la llama y que la llama provocara un inmenso incendio, y este incendio acabó envolviendo todo el edificio del orden político, económico y cultural del mundo”.
Quizás por esta razón en los umbrales del siglo XXI los rusos, encuestados sobre cuál consideran la persona más célebre del siglo XX, coincidieron en su mayoría en que esta fue Vladímir Lenin. Hoy día, valoran positivamente su gestión como “líder” y “gran pensador” casi la mitad de los rusos. Al mismo tiempo, no falta gente que opine que Lenin era un “aventurero político” y hasta un “dictador”. Los psicólogos destacan su extraordinaria voluntad política, el poder de influir en la gente, la orientación al éxito y el poder para dominar cualquier tipo de situación.
El 27 de febrero de 1917 se alzó en armas la guarnición militar de San Petersburgo. Todo el país estaba inmerso en una huelga general. Contra el régimen político se unió la mayoría de la población y militantes de partidos políticos. Entre las causas principales del levantamiento figuraron las derrotas en la guerra y la pésima situación económica. Las reformas, tanto de la industria como del campo, no funcionaban. El zar Nicolás II abdicó en la noche del 2 al 3 de marzo de 1917, dejando el poder a su hermano Miguel. El 4 de marzo Miguel abdicó también, poniendo fin a más de doscientos años de gobierno de la dinastía Románov en Rusia.
En el poder se instaló un Gobierno provisional pero, en realidad, los que tenían el mando eran los Consejos (en ruso “sovety”) de los Diputados del Pueblo. En sus famosas Tesis de abril Lenin proclamó la transferencia de todos los poderes del país a los Consejos, descartando al Gobierno provisional. Este lema funcionó hasta julio de 1917, cuando los mencheviques dominaron en los Consejos de los Diputados del Pueblo y los seguidores de Lenin pasaron a la clandestinidad.
El zar Nicolas II |
En el poder se instaló un Gobierno provisional pero, en realidad, los que tenían el mando eran los Consejos (en ruso “sovety”) de los Diputados del Pueblo. En sus famosas Tesis de abril Lenin proclamó la transferencia de todos los poderes del país a los Consejos, descartando al Gobierno provisional. Este lema funcionó hasta julio de 1917, cuando los mencheviques dominaron en los Consejos de los Diputados del Pueblo y los seguidores de Lenin pasaron a la clandestinidad.
En la noche del 24 de octubre Lenin apareció en el palacio de Smolny, Estado Mayor de los bolcheviques, y asumió plenamente el control sobre la revuelta. El Gobierno provisional de Rusia fue arrestado el 25 de octubre (7 de noviembre, nuevo estilo). Este mismo día el Soviet de los Diputados del Pueblo de Toda Rusia promulgó los decretos de la paz y de la tierra, formando así mismo el nuevo Gobierno: el Consejo de los Comisarios del Pueblo, con Vladímir Uliánov al frente.
Lenin en el palacio de Smolny |
Muerte de Lenin
El 30 de diciembre de 1920 Lenin, durante una sesión del grupo parlamentario bolchevique del VIII Congreso de los Soviets, dijo: “Es una desgracia pero estoy muy enfermo. No puedo decirles nada más”.
Desde aquel entonces comenzó a pasar más tiempo en la aristocrática mansión Gorki, a las afueras de Moscú, que en su despacho en el Kremlin. Los médicos consideraban que el debilitamiento físico y los constantes dolores de cabeza eran consecuencias del estrés sufrido en los últimos años y de la herida en 1918: supuestamente, la bala de la pistola de Kaplán contenía veneno con acción retardada.
En diciembre de 1922 Lenin sufrió un derrame cerebral que le hizo perder la movilidad de la pierna y el brazo derechos. Más tarde llegó una leve recuperación que permitió al líder revolucionario escribir varios artículos sobre las cuestiones económicas y la administración del Estado soviético, así como su famosa carta al Congreso. En la misma Lenin caracterizó brevemente a su círculo de colaboradores y, en especial, a Iósif Stalin, al que calificó de demasiado caprichoso, poco educado, poco paciente y poco leal. “El camarada Stalin, al convertirse en secretario general, concentró en sus manos un poder inmenso y no estoy seguro de que sea capaz de utilizarlo con suficiente prudencia”, escribió Lenin.
Lenin y Stalin |
A principios de marzo de 1923 Lenin sufrió el segundo ataque, que le privó del habla. El 15 de mayo el personal de la sede del Gobierno soviético en el Kremlin, oculto tras las cortinas de las ventanas, miraba partir el automóvil al que llevaron al enfermo en una camilla. Lenin vivió ocho meses más en Gorki y murió, víctima del tercer derrame cerebral, el 22 de enero de 1924.
El embalsamamiento de Lenin
A pesar de la voluntad de Lenin de ser enterrado junto a su madre, Stalin obligó al Politburó a embalsamar y exhibir su cuerpo como símbolo para todo el proletariado. "Solo será por tres días", decían. Y ahí lleva la momia más de 90 años.
Tras su muerte, bajo la presión de Stalin, se creó el "Comité para la Inmortalización". Este grupito se encargó de seleccionar la que sería la fórmula mágica que conservaría el cuerpo del líder a lo largo del tiempo. Aunque en un principio se consideró la idea de congelar el cuerpo para poder resucitarlo en el futuro, cuando la medicina pudiera curarle su misterioso mal, finalmente se decidió convertirlo en una simple momia.
El cuerpo fue colocado en un ataúd cubierto con un paño rojo y trasladado dos días después desde su residencia en Gorki hasta Moscú, donde fue expuesto al público en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos mientras se construía su primer mausoleo.
Mausoleo de Lenin en Moscu |
El 27 de enero se celebraron sus funerales en la Plaza Roja. Más de un millón de personas desfilaron ante el féretro de Lenin en un crudo día de frío en el que los termómetros marcaban 30 grados bajo cero. El líder bolchevique había expresado su deseo de ser enterrado en San Petersburgo junto a la tumba de su madre, pero nada más morir fue embalsamado por los científicos Borís Zvarski y Vladímir Vorobiov para dar la posibilidad «a todos los trabajadores» de despedir al «líder del proletariado mundial», según explicó entonces el diario Pravda.
Funerales de Lenin |
El adiós se prolongó. El mausoleo provisional de madera fue sustituido en 1930 por la actual pirámide escalonada de mármol y granito, obra del arquitecto Alexéi Schusev, con una sala de máquinas y un laboratorio especial para conservar la momia de Lenin. Un complicado sistema se encarga desde entonces de crear las condiciones de temperatura, humedad, presión atmosférica, e iluminación que requieren las instalaciones y el sarcófago transparente diseñado por el ingeniero Nikanor Kurochkin.
«Es muy probable que las moléculas del ADN estén todavía preservadas en el cuerpo de Lenin», afirmó en el año 2000 Zvarski abriendo la puerta a una posible clonación del primer dirigente soviético. La posibilidad apenas contemplada se unía al debate que divide al país desde la desintegración de la Unión Soviética.
Pese a los riesgos de un posible fracaso, el padre de Ilia Zbarski dijo estar dispuesto a cargar con el muerto. Le aseguró a Dzerzhinski que los reactivos creados por su amigo el profesor Vorobiov, catedrático de Medicina en la Universidad de Jarkov (Ucrania), frenarían en seco la putrefacción de los tejidos. La idea de congelar el cadáver como un mamut, planteada por el mandatario bolchevique Krassin, había engatusado desde el primer momento a Dzerzhinski.
Illia Zbarski |
Sin embargo, la fábrica alemana encargada de montar el sistema de refrigeración sufrió un retraso fatal. El dios ateo se corrompía como un simple mortal y Dzerzhinski tuvo que aceptar la propuesta de Zbarski y Vorobiov, que se consagraron en cuerpo y alma a embalsamar a contrarreloj al padre de la Revolución en un lúgubre sótano, bajo un mausoleo provisional. En las primeras sesiones le extrajeron los pulmones, el hígado y el bazo, tras lo cual se lavó por completo la caja torácica. “Con el permiso previo del Partido, se le practicaron incisiones por todo el cuerpo, en el vientre, en los hombros, en las piernas, en la espalda y en las palmas de las manos, para que el bálsamo penetrara y saturase bien todo el cuerpo”, explica Zbarski. Sólo después sumergieron a Lenin en una bañera de caucho colmada del elixir secreto. “La solución estaba compuesta en su mayoría de glicerina y acetato de potasio, agua y cloro de quinina”, afirma Zbarski. “La fórmula ya había sido propuesta en el siglo XIX por el científico Mielnikov-Rasviedionkov en sus preparados anatómicos”, apunta con modestia.
Lenin hoy
En el propio mausoleo de Lenin se encuentra un laboratorio. Todos los días el cuerpo es sacado unos minutos antes de la exhibición y rociado con una mezcla especial que lo humedece y protege. Se coloca entonces en el sarcófago de cristal y a prueba de balas.
Ilya Zvarski, hijo de uno de los embalsamadores de Lenin y científico del Instituto de Investigación para Estructuras Biológicas en Moscú que cuidó del cuerpo durante 18 años, relató en 1999 que dos veces por semana remojaban la cara y las manos con una solución especial y una vez al año cerraban el recinto para sumergir al cuerpo entero en esa solución. No es de extrañar que tras 90 años de «retoques», el cuerpo de Lenin parezca hoy de cera brillante.
«Es muy probable que las moléculas del ADN estén todavía preservadas en el cuerpo de Lenin», afirmó en el año 2000 Zvarski abriendo la puerta a una posible clonación del primer dirigente soviético. La posibilidad apenas contemplada se unía al debate que divide al país desde la desintegración de la Unión Soviética.
Ilya Zvarski, hijo de uno de los embalsamadores de Lenin y científico del Instituto de Investigación para Estructuras Biológicas en Moscú que cuidó del cuerpo durante 18 años, relató en 1999 que dos veces por semana remojaban la cara y las manos con una solución especial y una vez al año cerraban el recinto para sumergir al cuerpo entero en esa solución. No es de extrañar que tras 90 años de «retoques», el cuerpo de Lenin parezca hoy de cera brillante.
«Es muy probable que las moléculas del ADN estén todavía preservadas en el cuerpo de Lenin», afirmó en el año 2000 Zvarski abriendo la puerta a una posible clonación del primer dirigente soviético. La posibilidad apenas contemplada se unía al debate que divide al país desde la desintegración de la Unión Soviética.
Hoy, aquellos odios y pasiones han dejado paso a la indiferencia más absoluta, desinterés favorecido por la mano izquierda del presidente ruso, Vladimir Putin, que ha sabido contemporizar la cuestión sobre el entierro de la momia, calmar los ánimos de los comunistas y poner fin a los agrios debates de la era Yeltsin. “Creo que no forma parte de nuestras tradiciones ni de las de ningún pueblo civilizado. No tiene sentido conservar este símbolo del comunismo”, afirma Zbarski, quien no duda en distanciarse del ateísmo que le inculcaron de pequeño y afirma creer en la existencia de una “razón suprema”. ¿Tenemos alma? “Creo que sí”, contesta veloz. ¿Lenin también? “Probablemente”, responde tras tomar aire y respirar con fuerza.
El influyente patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Alexis II, también lo cree así. Es más, ha llegado a decir que si la momia no es inhumada “su alma maléfica continuará cerniéndose sobre el país”. En respuesta al grito en el cielo puesto por los ortodoxos, Valeri Bíkov, el actual director del laboratorio, ha asegurado que la momificación “se ciñe a los cánones cristianos”, ya que la cripta se halla en el sótano del mausoleo, “bajo el nivel del suelo”.
En 2016, el gobierno ruso ha destinado 13 millones de rublos (US$198.000) para la conservación de la momia del que fuera líder soviético, cuyo cuerpo embalsamado se expone en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú desde 1924.
Autor del articulo : Maria del Rosario S.
Alexis II y Putin |
En 2016, el gobierno ruso ha destinado 13 millones de rublos (US$198.000) para la conservación de la momia del que fuera líder soviético, cuyo cuerpo embalsamado se expone en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú desde 1924.
Autor del articulo : Maria del Rosario S.
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