Miguel de Unamuno nació en Bilbao el 29 de Septiembre de 1864 y murió en Salamanca el 31 de diciembre de 1936, es decir, unos cinco meses después del levantamiento militar. Tradicionalmente se le ha considerado como un miembro destacado de la cultura española perteneciente a la llamada "Generación del 98" Su obra abarca distintos géneros literarios (ensayo, novela, poesía, teatro y obras filosóficas). Sus escritos filosóficos quizás no han contando con toda la atención que deberían haber tenido de los lectores españoles. El aspecto más controvertido de su biografía es sin duda su trayectoria política que en este primer artículo sobre Unamuno vamos a examinar.
Ante todo queremos destacar la gran complejidad de este cristiano dividido entre su fe y sus convicciones republicanas, entre su libertad de expresión y su deseo de orden en la sociedad, entre su europeísmo y su profundo
amor por España.
He aquí que Miguel de Unamuno ha sido un escritor y un filósofo infravalorado, a ciencia cierta se desconoce el motivo de esta falta de valoración, lo que no cabe lugar a dudas es que en algunos de sus escritos hay una cierta clarividencia, leyendo sus textos nos hacemos la siguiente pregunta:
¿Cómo lo supo?
Casa del Regidor Ovalle Prieto, en la calle Bordadores de Salamanca, en la cual vivió y murió Unamuno. |
“En 1920 es elegido por sus compañeros Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Salamanca. Es condenado a dieciséis años de prisión por injurias al rey, pero la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 es nombrado vicerrector. Sus constantes ataques al rey y a Primo de Rivera hacen que éste lo destituya nuevamente y lo destierre a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero se destierra voluntariamente a Francia; primero a París y, al poco tiempo, a Hendaya. Permanece allí hasta el año 1930, año en el que cae el régimen de Primo de Rivera. A su regreso a Salamanca, Tuvo un recibimiento apoteósico al entrar en la ciudad.”
Unamuno en la Universidad de Salamenca |
Fachada plateresca de la Universidad de Salamanca |
Unamuno apoya activamente el advenimiento de la segunda república.
El día 14 de abril 1931 Unamuno proclama desde el balcón del Ayuntamiento la llegada de la República, El filósofo declarará en esta ocasión: "Comienza una nueva era y termina una dinastía que nos empobrecido, envilecido y entontecido”. Es elegido diputado "independiente" cargo que ejercerá desde el 12 julio de 1931 hasta el 9 octubre de 1933. Fruto de su desencanto, expresa públicamente sus críticas contra las primeras medidas republicanas en especial las referidas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política y el gobierno. Llegado 1933 renuncia a presentarse a su reelección. Pero su prestigio siguió siendo excelente. En 1935, fue nombrado "ciudadano de honor de la República".
La Segunda República: de la fiesta popular al golpe de Estado |
Pocos meses después llegado el año1936 resultó ser un verdadero golpe de efecto que Unamuno apoyara inicialmente el levantamiento franquista pero se retractó públicamente poco después en el inicio del curso académico. Para entender esta aparente contradicción entre sus ideas republicanas y el levantamiento militar, debe tenerse en cuenta que solo conocía lo que estaba ocurriendo durante los primeros meses de la guerra y que, por supuesto, su muerte a finales de 1936 le impediría conocer las consecuencias de la llegada del régimen de Franco. Pero además no debemos olvidar que la segunda república española fue un período de gran caos, que se puede resumir en tres periodos:
• El Bienio comprendido entre 1931 y 1933 durante la cual el gobierno de Manuel Azaña implementó reformas destinadas a modernizar el país.
Manuel Azaña |
• El posterior bienio, de 1933 a 1935, durante la cual el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux y la derecha católica intentaron modificar las reformas de Azaña. Este período está marcado por la insurrección anarquista y socialista (revolución de 1934), particularmente violenta en Asturias y reprimida por el ejército.
Manifestación minera en Mieres en octubre de 1934 |
• Una tercera fase, con la celebración de las terceras elecciones generales de la Segunda República celebradas entre los días 16 y 23 de febrero de 1936, que dieron la victoria a la coalición de izquierdas (Frente Popular), pero esta paz sólo duraría cinco meses, debido a que el golpe militar se produjo entre los días 17 y 23 de julio de 1936 que marcará el inicio de la Guerra Civil Española.
Unamuno fue un cristiano conmocionado por tanta violencia, quedó profundamente apesadumbrado por todos estos eventos. Contamos con la crónica del periodista francés Jérôme Tharaud :
“Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él, diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal […]. Es el régimen del terror. España está espantada de sí misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral.”
Franco en el centro, junto a Balmes (derecha) |
Madrid |
Pero también comentó al mismo periodista:
“Y es deber también traer una paz de convencimiento y de conversión y lograr la unión moral de todos los españoles para restablecer la patria que se está ensangrentando, desangrándose, envenenándose y entonteciéndose. Y para ello impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad, como a s veces ocurre. Que no es camino el que se pretenda formar sindicatos nacionales compulsivos, por fuerza y por amenaza, obligando por el terror a que se alisten en ellos, ni a los convencidos ni convertidos. Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevique se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.”
Mártires católicos |
En julio de 1936, cuando se producen los alzamientos militares contra la República que dan inicio a la guerra civil, Dolores Ibárruri; |
Y también al escritor Nikos Kazantzakis:
“En este momento crítico del dolor de España, sé que tengo que seguir a los soldados. Son los únicos que nos devolverán el orden. Saben lo que significa la disciplina y saben cómo imponerla. No, no me he convertido en un derechista. No haga usted caso de lo que dice la gente. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré —pronto— y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario.”
Un solitario en la lucha |
El 12 de octubre de 1936, Unamuno se enfrentó públicamente al general Millán-Astray, que había pronunciado, durante un evento de la Universidad, palabras contra los intelectuales y un famoso “¡Viva la muerte!”. Unamuno contestó con estas palabras históricas:
“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España.”
El enfrentamiento entre Unamuno y el General Millán-Astray |
“La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los unos y los otros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...”.
“La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los unos y los otros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...”.
Los últimos días de vida (de octubre a diciembre de 1936) los pasó bajo arresto domiciliario en su casa.
Murió el 31 de diciembre 1936. Sus restos reposan en un nicho del cementerio de San Carlos Borromeo de Salamanca, tras este epitafio: «Méteme, Padre Eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar».
Unamuno portado a hombro por la intelectualidad de Falange. |
Conclusion
Miguel de Unamuno fut, avant toutes autres choses, un chrétien catholique. Mais un véritable chrétien. Un chrétien qui a toujours pensé avec sa conscience, qui a eu en horreur le mal que l’homme fait à l’homme. Dans sa trajectoire politique, et contrairement à ce qu’ont écrit plusieurs historiens, il n’y a pas de contradictions. Il y a cette continuité de pensée chrétienne qui est d’aimer son prochain comme soi-même, et cette parole du Christ demandant de rendre à César ce qui appartient à César. Dans son cas, et à cette époque, rendre à César ce qui appartient à César a signifié pour Unamuno, pour le républicain Unamuno, reconnaître à Franco la capacité de restaurer l’ordre et, en particulier la liberté religieuse. Il a eu l’espoir que ce rétablissement de la paix civile pouvait conduire à une restauration de la liberté, hors de tout totalitarisme. Mais il a eu conscience que cet espoir était fragile, comme le montre la lettre cité plus haut à Nikos Kazantzakis. « Un jour je me lèverai, bientôt, et me lancerai dans la lutte pour la liberté. Moi tout seul. Non, je ne suis ni un fasciste, ni un bolchévique. Je suis un solitaire. »
La mort, survenue en décembre 1936, ne lui a pas permis ce dernier combat.
La trajectoire politique atypique d’Unamuno ne doit pas être interprétée comme un signe d’indécision ou de manque de fermeté intellectuelle. Il fut tout au contraire un homme de conviction, qui a pris beaucoup de risques, qui s’est trouvé parfois isolé dans des situations difficiles et qui n’a pas failli : un solitaire.
Autores : Maria del Rosario S. y Patrick O.
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