En el siglo XIII las iglesias comenzaron a utilizar los cementerios para enterrar a las personas. Cuanto más importantes o ricos eran, más claustro cementerio de San isidrocerca del altar eran enterrados. En aquel siglo, la gente comenzó a creer que si eras enterrado lejos de la iglesia, también estabas lejos de Dios. Por eso comenzaron a enterrar a gente dentro de las iglesias, generalmente sólo cubiertos por un sudario. Los férretros sólo eran asequibles para los más ricos. Debido a esta costumbre, aparecieron los cementerios parroquiales. Sólo quedan cuatro: San Andrés, San Ginés, San Sebastián y San Luis. En los primeros dos los muertos eran enterrados delante de la iglesia, donde ahora se encuentra su entrada. En la parroquia de San Sebastián eran enterrados en un jardín, donde ahora se encuentra una tienda de flores. Como la ciudad seguía creciendo, no había sitio para enterrar a todos los cuerpos, así que después de algún tiempo las sepulturas eran abiertas y los huesos llevados al osario de la parroquia. Los restos físicos se quemaban.En el siglo XVIII, el rey Carlos III prohibió que las iglesias fueran usadas para enterramientos, debido a la peste que hacía que la siglesias olieran muy mal.
Sólo las criptas de los monasterios podían ser utilizados con este fin o aquellas iglesias que tuvieran capillas pertenecientes a algún noble. Sin embargo al pueblo no le gustó esta prohibición. Las gentes pensaban que las iglesias eran lugares sagrados y no querían ser enterrados en tierra no sagrada. En 1804, el rey Carlos IV intentó otra vez que esta costumbre cambiara y se construyeron dos cementerios, pero al igual que había pasado antes, nadie quiso ser enterrado allí. No fue hasta la época de José I que la ley se puso realmente en vigor. Esta vez no había excusa posible. Debido a las batallas ermita de San Isidrolibradas contra las tropas francesas, había muchos cadáveres en Madrid y había que ocuparse de ellos. No había suficiente sitio en las iglesias y esta vez el pueblo tuvo que ceder. La zona elegida para los cementerios estaba en las afueras de la ciudad. El Cementerio Generald el Sur fue edificado por José Bonaparte, ya que el cementerio del Norte se había quedado pequeño para los muertos en la Guerra de la Independencia. Fue abierto en 1810 y estaba cerca de la Puerta de Toledo y dividido en siete partes que pertenecían a siete parroquias. En el centro había una gran cruz diseñada por Ventura Rodríguez. Este cementerio tenía una verja muy pequeña, de forma que frecuentemente entraban perros y comenzaban a escarbar en la tierra y a coger los huesos de los muertos. En 1818 la verja se reparó y se hizo más alta. También se añadió una capilla. Era conocido como el Cementerio de los Ejecutados, ya que las personas ajusticiadas en la Plaza de la Cebada eran enterradas en este cementerio como el famoso bandido Luis Candelas. El cementerio fue ampliado varias veces y estuvo en uso hasta 1905. En 1942 fue demolido y todos los restos se llevaron al Cementerio de La Almudena.
Sólo las criptas de los monasterios podían ser utilizados con este fin o aquellas iglesias que tuvieran capillas pertenecientes a algún noble. Sin embargo al pueblo no le gustó esta prohibición. Las gentes pensaban que las iglesias eran lugares sagrados y no querían ser enterrados en tierra no sagrada. En 1804, el rey Carlos IV intentó otra vez que esta costumbre cambiara y se construyeron dos cementerios, pero al igual que había pasado antes, nadie quiso ser enterrado allí. No fue hasta la época de José I que la ley se puso realmente en vigor. Esta vez no había excusa posible. Debido a las batallas ermita de San Isidrolibradas contra las tropas francesas, había muchos cadáveres en Madrid y había que ocuparse de ellos. No había suficiente sitio en las iglesias y esta vez el pueblo tuvo que ceder. La zona elegida para los cementerios estaba en las afueras de la ciudad. El Cementerio Generald el Sur fue edificado por José Bonaparte, ya que el cementerio del Norte se había quedado pequeño para los muertos en la Guerra de la Independencia. Fue abierto en 1810 y estaba cerca de la Puerta de Toledo y dividido en siete partes que pertenecían a siete parroquias. En el centro había una gran cruz diseñada por Ventura Rodríguez. Este cementerio tenía una verja muy pequeña, de forma que frecuentemente entraban perros y comenzaban a escarbar en la tierra y a coger los huesos de los muertos. En 1818 la verja se reparó y se hizo más alta. También se añadió una capilla. Era conocido como el Cementerio de los Ejecutados, ya que las personas ajusticiadas en la Plaza de la Cebada eran enterradas en este cementerio como el famoso bandido Luis Candelas. El cementerio fue ampliado varias veces y estuvo en uso hasta 1905. En 1942 fue demolido y todos los restos se llevaron al Cementerio de La Almudena.
Cementerio de la Almudena. Madrid |
El primer enterramiento en la Almundena
Fue el niño Pedro Regalado, de 14 meses, el primer cuerpo que se enterró en el cementerio religioso en 1884, año en que se inauguró el camposanto inesperadamente por una epidemia de cólera.
El panteón de la familia Flores
Lola Flores y artísticamente apodada "La Faraona" (Jerez de la Frontera, Cádiz, 21 de enero de 1923 - La Moraleja, Alcobendas, Madrid, 16 de mayo de 1995), fue cantante de copla y flamenco, bailaora, actriz y presentadora de televisión española de gran éxito y popularidad en España y América, durante la segunda mitad del siglo XX. Murió el 16 de mayo de 1995 en su residencia de "El Lerele" en La Moraleja, municipio de Alcobendas (Madrid) a los 72 años a causa de un cáncer de mama que le había sido diagnosticado en 1972. Su capilla ardiente quedó instalada en el Centro Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) de Madrid, en la plaza de Colón. En un ataúd abierto y amortajada con una mantilla blanca, todos sus admiradores y amigos pudieron pasar a verla. Fue conducida hasta el Cementerio de la Almudena en Madrid donde sería sepultada.18 Fue uno de los entierros más recordados por la cantidad de gente que acudió; el funeral fue retransmitido en directo por televisión.
Lola Montes -La Butaca ¨- Max Ophüls - 1955 |
Cementerion hebrero
Guarda un pequeño espacio para la comunidad judía, junto al civil. Allí, en vez de flores, se recuerda a los fallecidos con piedras.
Fausto
Fausto es como llaman los madrileños al ángel que corona la capilla del cementerio de La Almudena, también conocida como la Necrópolis del Este. Es el ángel de la muerte. Una leyenda cuenta que si alguien escucha el sonido de su trompeta la muerte lo acecha, la suya propia o la de algún familiar querido. También se dice que originariamente tenía la escultura en la boca y que por esta superstición se le reubicó sobre las piernas. Aun así, el instrumento continuó escuchándose, incluso por las noches.
Frascuelo
Salvador Sánchez Povedano llamado popularmente Frascuelo fue un torero español nacido el 23 de diciembre de 1842 en Churriana de la Vega (Granada) y fallecido el 8 de marzo de 1898 en Madrid, a consecuencia de una pulmonía. Se le considera uno de los mejores estoqueadores de la historia de la tauromaquia.En su infancia se trasladó con su familia a Sádaba (Zaragoza), en donde murió su padre, José Sánchez, y luego, en compañía de su hermano Francisco y su madre, a Madrid, en donde, tras trabajar en el ferrocarril y como colocador papel pintado, se formó como torero, tomando la alternativa el 27 de octubre de 1867 de manos de Francisco Arjona Herrera Cúchares, con un toro llamado Señorito. Mantuvo, en lo mejor de su carrera desde 1868 hasta 1889, una famosa rivalidad con Rafael Molina "Lagartijo" comparable a la que antes mantuvieron Pedro Romero y Costillares y después Joselito y Belmonte. Toreó 1236 corridas, matando 3801 toros. Le unía una gran amistad con la Infanta Isabel "La Chata", quien siempre que pasaba en tren por Torrelodones, ordenaba parar el tren para poder saludarle
Cuadrilla de Frascuelo |
Por su expreso deseo, a Estrellita Castro se la enterró con el caracolillo de la frente bien arreglado. Este pequeño detalle fue la última coquetería de una mujer que prestó su voz a grandes canciones que han pasado a la historia y que actuó en películas que forman parte de los clásicos, como «La gitanilla» o «Torbellino». Y es que Estrellita era precisamente eso: un torbellino de energía que llenaba el escenario con su sola presencia.Sevilla la vio nacer en la casa de un pescadero gallego como última hija de una amplia familia de once hermanos. Siendo todavía niña, el torero Ignacio Sánchez Mejías le regaló una moneda de oro tras haberla oído cantar en un festival benéfico. Ese fue el primero de muchos reconocimientos que la artista recolectó hasta que fue enterrada en el cementerio de la Almudena tras sufrir un paro cardiaco el 10 de julio de 1983.
José Cubero, «El Yiyo»
José Cubero sentía pasión por el capote y lo demostró desde muy joven: con 17 años tomó la alternativa de manos de Ángel Teruel, con José María Manzanares como testigo. Después, las plazas le tenían reservados muchos triunfos a este francés que, aunque nació en Burdeos por ser hijo de emigrantes, siempre se sintió madrileño de adopción. La plaza de Las Ventas le dedica una gran escultura frente a su entrada principal que fue levantada tras su fallecimiento en Colmenar Viejo. Con 21 años, el asta de «Burlero» le atravesó la espalda para alcanzar directamente su corazón un 30 de agosto de 1985. Su cuerpo fue trasladado al cementerio de la Almudena, donde reposa bajo una gran escultura que le recuerda vestido de traje de luces.
La tumba vacía de Goya
Muy curiosa resulta la historia del enterramiento de Goya, uno de los pocos españoles que puede «presumir» de haber descansado sus huesos bajo dos suelos diferentes. Este grandísimo nombre de la pintura española falleció en Burdeos –Francia– el 16 de abril de 1828, siendo enterrados sus restos junto con los de su amigo y consuegro Martín Miguel de Goicoechea fallecido tres años atrás. En 1899 los restos de Goya partieron desde Francia para ser enterrados en un panteón de hombres ilustres del cementerio de San Isidro de Madrid. El monumento funerario, con forma de cruz, albergó cuatro tumbas: la de Juan Meléndez Valdés, la de Leandro Fernández de Moratín, la de Juan Donoso Cortés y la de Francisco de Goya. Esta última se encuentra vacía desde 1919. Fue en esa fecha cuando se volvió a exhumar sus restos para depositarlos en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, cuya cúpula fue decorada por las manos del zaragozano. Bajo su tumba, que es de granito y lleva adosada la lápida de piedra caliza que señalaba su sepultura en el cementerio bordelés de La Chartreuse, no se encuentra la cabeza del pintor puesto que fue robada. Según apuntan algunos historiadores podría haber sido utilizada para realizar estudios de frenología, doctrina psicológica según la cual las facultades psíquicas están localizadas en zonas precisas del cerebro y en correspondencia con relieves del cráneo, por lo que un examen de estos permitiría reconocer el carácter y aptitudes de la persona.
Autor del articulo : Maria del Rosario S.
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